¿Dónde encontraré las respuestas a las preguntas fundamentales de mi existencia?
¿Quién soy? ¿Para qué existo?
¿Cómo encontrar
el sentido de la vida?
¿En qué
encuentro el significado de mi vida?
La filosofía y la ética:Escuelas de libertad y espacios de interiorización.
¿Valores? ¿Cuáles?
La Filosofía es
de gran importancia en el desarrollo de una visión crítica de la realidad en
los niños, niñas y jóvenes. Su ejercicio ayuda a fortalecer y fomentar valores
y actitudes como la tolerancia y el respeto del otro, ya que en el campo del
filosofar, la opinión de cada uno es
sagrada.
Dice la UNESCO en el mensaje inicial de un documento
publicado en 2007: “Reconocemos en la enseñanza de la Filosofía, un medio
idóneo para la formación de ciudadanos y ciudadanas capaces de interpretar
críticamente la realidad a los fines de ejercer sus derechos y confrontar los
desafíos planteados por la construcción de una sociedad más justa, solidaria y
digna para el ser humano en el Siglo XXI, así como para edificar la Sociedad
del Conocimiento sobre bases firmes y consensuadas”. Agrega que el objetivo es
contribuir en “la formación de sujetos autónomos, capaces de una visión crítica
de sí mismos y de su entorno. Siendo así,
la filosofía es un recurso esencial para el entendimiento de la realidad,
tanto de sí como del entorno. Por tanto, la labor de de la filosofía es de libertad mediante el intercambio de ideas y
el debate crítico.
Es más, la
filosofía en el marco de una educación
básica de calidad; debería estar presente desde los niveles de primaria
y secundaria para responder a las preguntas que se plantea el educando desde
una edad temprana sobre su propia existencia. Efectivamente, el niño se percibe
como “filósofo de manera espontánea” por su cuestionamiento existencial y radical.
La idea de la enseñanza en la escuela, ha dado lugar a experiencias muy
diversas en el mundo entero, teniendo en cuenta esta especificidad filosófica
del niño. En América Latina el aprendizaje del filosofar en los niveles
preescolares y primarios no se ha desarrollado totalmente, aunque sí existen
algunas experiencias exitosas que contribuyen a enriquecer esta vía innovadora,
en un proceso constante de experimentación.
Espacios de
interiorización, diálogo y compartir
En las relaciones que establecen los individuos
entre sí, se pueden presentar diferencia de criterios. La costumbre o las leyes
pueden resolver estas diferencias. Pero en la persona existe un sector
perteneciente a una escala de valores, creencias y normas, en el que ni el
derecho, ni la costumbre tiene influencia. Es el campo moral cuya obediencia o desobediencia no tiene consecuencias
físicas, ni legales. Es el mismo individuo que en su valoración como ser humano se ve afectado o beneficiado, de mal o
buen proceder moral.
El campo moral pues, supera la simple descripción de
los hechos o la explicación por las causas, es la dimensión abstracta de lo bueno y lo malo. El hombre no decide
que es bueno y que es malo (esto lo hace Dios); el hombre con su inteligencia
los distingue y elige libremente el camino a seguir (a esto se refiere el Gn. 1, en lo del árbol de la ciencia del
bien y del mal).
La Ética como ciencia, por su parte, busca dar
explicación de las normas morales: su origen social e histórico, su validez y
fundamentación dentro de un sistema filosófico o religioso. Según la Ética, como teoría explicativa de la
moral: históricamente los primeros principios y normas se establecieron
mirando el bien de la comunidad: bueno,
sería aquello que beneficie el funcionamiento del sistema social, y malo,
aquello que lo entorpezca. A nivel primitivo, la personalidad del individuo
está casi constituida por los valores de su grupo. Pero cuando las sociedades
crecen en número y las relaciones entre los miembros se hacen más complejas, el
individuo podrá escoger la forma de
relacionarse con sus semejantes: a nivel moral,
económico o político, según los propios intereses. Desde este punto de
vista, lo moralmente válido en el comportamiento del individuo, varía históricamente según varíen las
condiciones sociales. Pero esto es desde el punto de vista de estudio ético,
porque a nivel moral cada persona tiene inscrita en su corazón la “ley natural”
(la luz de la inteligencia) que le muestra claramente lo que debe hacer y lo
que debe evitar. Ley fundamentada en los Mandamientos y en cuya obediencia está
la dignidad del ser humano y la Salvación eterna.
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